Soltar todo y largarse que fascinante

Soltar todo y largarse que fascinante decía Silvio, y eso es lo que yo quería, tenia todas las esperanzas puestas en el despido masivo se venia venir en la empresa, y los fueron llamando de a poco y retiranbanse tristes pero felices, se extrañara a la gente, seguro, pero se iban con platita, algunos llevaban varios millones, y yo quería los míos, ya tenia todos los planes, se paga un rato de Universidad, se termina el crédito del banco, se liquidan las pocas cuentas y bienvenidas vacaciones, la felicidad imaginaria frente a los ojos, solo era cosa de que mi jefa me llamara discretamente y me invitara a conversar afuera, yo volvería a despedirme de los compañeros de 4 años, y llegaría feliz a mi casa con mi novedosa cesantía.

Esperar el finiquito, hacer algunos trámites, pasar una navidad en familia, terminar el semestre y en verano podar las matas, arreglar la mochila, buscar la carpa, organizar todo con el copiloto y emprender el viaje con destino a la cordillera, sería un viaje humilde, sin ostentaciones ni lujos, siempre fiel a mi libertad, sin un plan establecido, solo llegar lo mas al norte posible, deteniéndose en bosques y selvas, bañándose en ríos y cascadas, de vez en cuando una cama y una ducha, bajándose de un camión para subirse a un bus, despertar en una carpa acalorada y dormirse mirando a Orión por el mosquitero , fumar sin medida, volarse hasta ya no poder más, tomar vino al atardecer, reírse de los ojos achinados en la fogata y caminar kilómetros para no tener lugar donde ir, sin seguir el camino por que o si no no tiene gracia. Si la suerte nos acompaña llegar a un comunidad en Brasil, tomar ayahuasca, vomitar y tener en un trance místico, fotografiarme en Tikal y probar el cucumelo en Colombia, ser entomóloga y ornitóloga en la selva, sentarse minutos eternos a ver el río correr, gritar con el viento en la cara, pasar las noches contando historias y dormirse con los pies adoloridos, conocer gente simpática e intercambiar las vidas por un rato, olvidarse del reloj, comer cuando la guata avise, huir de las multitudes, saltarse Buzios pero aterrizar en Maranhao, leer en la arena, bañarse desnuda en una playa celeste, reírme hasta que me duela,

caminar

caminar

caminar y llegar tan bronceada que mi mamá no me reconozca

Pero nada de eso pasó, mi jefa nunca me llamó, escribo esto mientras hago como que trabajo pero me niego a dejar de soñar.